Caval. Lo bueno, lo malo y lo feo
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Rafael Mies
El escándalo Caval, está teniendo muchas denominaciones populares: "La punta del Iceberg", "la guinda de la torta", "el empate a Penta" y otras, algunas no tan afortunadas.
En lo personal, me quiero detener en tres aspectos que pueden aportar otra mirada o consideraciones a este caso.
En primer lugar, veo un lado positivo. "No hay mal que por bien no venga", reza el dicho popular, y creo que la situación de esta empresa no queda ajena al sentido último de estas palabras.
Veo como positivo sincerar que la condición imperfecta de la naturaleza humana no tiene color político. La intensidad y virulencia como el bloque oficialista rasgaba vestiduras frente a los hallazgos penales que salían de Penta no era prudente, ni menos constructiva. El Caso Caval se ha convertido en un verdadero boomerang político y se cumple aquella máxima que señala: "Con la vara que mides serás medido".
No se trata de un empate de suma cero, el caso Caval viene a poner cordura y humildad al debate político y empareja la cancha para un trabajo legislativo serio en orden a evitar las malas prácticas en el futuro.
Sin duda, Caval tiene un aspecto negativo o malo., partiendo con el débil piso moral con que queda la presidenta para proponer reformas sociales de fondo. Para la mayoría de las personas los tecnicismos y matices expertos no existen, las cosas son buenas o malas. Y así como se demonizó al lucro sin consideraciones, ahora en el seno del partido socialista y del ejecutivo, ambos que hicieron del combate al lucro una bandera de lucha, estalla la codicia y el lucro en su expresión más nítida.
Por otra parte, el silencio de los dirigentes políticos al caso Caval ha sido nefasto, y tiene atónitos a gran parte de la ciudadanía. Recién se empieza a condenar "oficialmente" el tema pero mucho daño ya está hecho.
Por último, detenerse en aspectos que tienen que ver con nuestra imagen país, que prefiero ponerlo bajo el carácter de "lo feo"
Chile, aunque para muchos una nación desconocida en el concierto mundial, es un país que ha forjado una imagen de seriedad ética muy fuerte. Esto es claro entre sus vecinos y otros países con los que más nos vinculamos. En Chile la policía no se corrompe, las instituciones funcionan y los negocios se hacen sin coimas. Esa imagen país, que tanto bien nos ha hecho, a la hora de firmar acuerdos o hacer negocios, está hoy en entredicho.
Qué es lo feo para mí, que es el propio ejecutivo y la mayoría parlamentaria que no se han preocupado de cuidar nuestra imagen y reputación afuera. Hemos estado muy lejos de "la ropa sucia se lava en casa"
Así y todo, vale la pena subrayar lo bueno, no me cabe duda que con tanto escándalo y escarnio público, habrá un antes y un después en la ética, tanto pública y privada.
Finalmente Caval va a permitir dejar de insultarse y enjuiciarse y, por fin, sentarse a una mesa a solucionar un problema país y no simplemente juzgar un sector político.